Un estudio revela la necesidad de crear una imagen de marca de moda gallega para evitar la deslocalización del sector textil
La deslocalización que se está produciendo en el sector textil está incrementando los períodos de baja producción en Galicia entre temporadas, ya que antes se situaban en torno a uno o dos meses y ahora se prolongan durante tres o cuatro. Así lo constató el director xeral de Formación y Colocación de la Xunta, Odilo Martiñá, quien aseguró que este departamento arbitrará medidas de formación para los trabajadores con el objetivo de intentar anticiparse a la previsible pérdida de empleo que producirá este proceso.
Además, explicó que se aprovecharán las épocas de pérdida de producción para impartir esta formación. En cualquier caso, la conselleira de Emprego, Belén Prado, aseguró que Galicia no competirá en mano de obra barata y la Administración autonómica apostará por dotar al textil de valor añadido y consolidar la marca y el prestigio del sector de esta comunidad, pues considera que cuenta con un producto de calidad que está compitiendo en el mercado.
Belén Prado presentó en Santiago el Estudio de las necesidades formativas del sector textil y de la confección en Galicia, que será la base para diseñar políticas activas de empleo en lo que se refiere a la programación de cursos de formación ocupacional. Este estudio señala que este sector -el cuarto de mayor importancia en Galicia- está altamente feminizado, pues las mujeres representan el 90% de los empleos, presenta un nivel de formación bajo (el 75% de los trabajadores sólo cuenta con estudios primarios) y una baja remuneración salarial. Además, indica que el perfil medio del empleado es de una mujer, de unos 36 años de edad, y con un alto grado de flexibilidad y polivalencia, lo que le permite asumir diferentes competencias, especialmente en pequeñas empresas. Sin embargo, el bajo nivel de estudios no se corresponde con el de cualificación asociado a sus distintas ocupaciones.
Por ello, el trabajo concluye que el fenómeno de la deslocalización se podría paliar apostando por una mayor cualificación de los trabajadores, lo que permitiría competir no en coste de mano de obra, pero sí en creatividad y en calidad durante la fase productiva.
El libro también destaca que una de las opciones más versátiles para competir con otros países pasa por crear una imagen de marca de ropa gallega, una de las grandes asignaturas pendientes. Otra alternativa es la de diversificación de productos, más allá de la prenda de vestir, como complementos o ropa de hogar. Finalmente, se apunta la necesidad constatada de adaptar la formación de trabajadores para hacer frente a las nuevas normativas de prevención de riesgos laborales y gestión medioambiental. En este sentido, subraya la importancia cada vez mayor de la elección de materias primas, además de la tendencia a la reducción de residuos generados durante la producción.
Además, explicó que se aprovecharán las épocas de pérdida de producción para impartir esta formación. En cualquier caso, la conselleira de Emprego, Belén Prado, aseguró que Galicia no competirá en mano de obra barata y la Administración autonómica apostará por dotar al textil de valor añadido y consolidar la marca y el prestigio del sector de esta comunidad, pues considera que cuenta con un producto de calidad que está compitiendo en el mercado.
Belén Prado presentó en Santiago el Estudio de las necesidades formativas del sector textil y de la confección en Galicia, que será la base para diseñar políticas activas de empleo en lo que se refiere a la programación de cursos de formación ocupacional. Este estudio señala que este sector -el cuarto de mayor importancia en Galicia- está altamente feminizado, pues las mujeres representan el 90% de los empleos, presenta un nivel de formación bajo (el 75% de los trabajadores sólo cuenta con estudios primarios) y una baja remuneración salarial. Además, indica que el perfil medio del empleado es de una mujer, de unos 36 años de edad, y con un alto grado de flexibilidad y polivalencia, lo que le permite asumir diferentes competencias, especialmente en pequeñas empresas. Sin embargo, el bajo nivel de estudios no se corresponde con el de cualificación asociado a sus distintas ocupaciones.
Por ello, el trabajo concluye que el fenómeno de la deslocalización se podría paliar apostando por una mayor cualificación de los trabajadores, lo que permitiría competir no en coste de mano de obra, pero sí en creatividad y en calidad durante la fase productiva.
El libro también destaca que una de las opciones más versátiles para competir con otros países pasa por crear una imagen de marca de ropa gallega, una de las grandes asignaturas pendientes. Otra alternativa es la de diversificación de productos, más allá de la prenda de vestir, como complementos o ropa de hogar. Finalmente, se apunta la necesidad constatada de adaptar la formación de trabajadores para hacer frente a las nuevas normativas de prevención de riesgos laborales y gestión medioambiental. En este sentido, subraya la importancia cada vez mayor de la elección de materias primas, además de la tendencia a la reducción de residuos generados durante la producción.
R.