La firma gallega Kina Fernández presenta en Cibeles su nueva colección inspirada en los safaris
Tonos arenosos e iconografía africana recrean el ambiente nostálgico de un viaje de placer a través del desierto con el que la diseñadora Kina Fernández compone su nueva colección primavera-verano 2008, en la que propone a una mujer a medio camino entre lo sport y lo urbano.
Prendas de amplios volúmenes, con vestidos y mangas en forma de globo, y grandes escotes destacan en las nuevas líneas de la diseñadora gallega, que presentó hoy en la Pasarela Cibeles y en las que concede un total predominio al blanco y los colores arenosos, además de a tejidos como el lino y la seda.
El romanticismo de una vieja cámara de fotos, sombrillas, grandes bolsos de piel y sombreros de safari ayudan a Fernández a sumergir a sus modelos en un viaje por el desierto que ambienta su nueva colección, donde los complementos también son protagonistas.
El uso de diademas de piel trenzada y brazaletes en hueso junto con lazos de seda y cinturones entallados que destacan las formas femeninas para transitar por las dunas de un desierto que bien puede convertirse en un paisaje urbano. Una propuesta que denota el gusto por las formas geométricas, por la pedrería y los estampados con reminiscencias africanas, y que da cabida en ella a tonos rosados, rojizos y anaranjados.
Prendas de amplios volúmenes, con vestidos y mangas en forma de globo, y grandes escotes destacan en las nuevas líneas de la diseñadora gallega, que presentó hoy en la Pasarela Cibeles y en las que concede un total predominio al blanco y los colores arenosos, además de a tejidos como el lino y la seda.
El romanticismo de una vieja cámara de fotos, sombrillas, grandes bolsos de piel y sombreros de safari ayudan a Fernández a sumergir a sus modelos en un viaje por el desierto que ambienta su nueva colección, donde los complementos también son protagonistas.
El uso de diademas de piel trenzada y brazaletes en hueso junto con lazos de seda y cinturones entallados que destacan las formas femeninas para transitar por las dunas de un desierto que bien puede convertirse en un paisaje urbano. Una propuesta que denota el gusto por las formas geométricas, por la pedrería y los estampados con reminiscencias africanas, y que da cabida en ella a tonos rosados, rojizos y anaranjados.
R.