La diseñadora gallega María Barros presenta en Milán su colección primavera/verano 2008
Huyendo de la tradicional pasarela, la diseñadora gallega “encerró” a quince modelos dentro de una cárcel de muebles de la que fueron saliendo para mostrar una colección llena de volúmenes y delicadas formas. El ambiente decadente del atrezzo, entremezclado con un tango fusionado con música electrónica, dio paso a “Delineación”, una colección inspirada en la década de los 50 en la que la diseñadora comienza a dejarse llevar por las influencias que marcaron esos años para pasar a sumergirse en un mundo propio de formas y estructuras.
Como resultado de esta búsqueda, Maria Barros logra un análisis completo de la prenda, un estudio estético de la simetría pura y las formas fluidas. Con rigurosa exactitud se logran siluetas precisas que componen diversas texturas; volúmenes amplios en chaquetas de mangas francesas, lazos en casi todas las prendas que muestran el carácter sentimental de la diseñadora, pantalones de talle alto en cuadros grises con pinceladas de rojos, vestidos vaporosos cuajados de pedrería de Swarovsky y delicados tules con amplios escotes en la espalda y gabardinas trabajadas con plisados y formas geométricas configuran una colección llena de fuerza y maestría.
Maria Barros, fiel al uso de los tejidos nobles como la seda en los colores primarios (rojo, amarillo y azul), elabora de forma artesanal sistemas geométricos salpicados por tonalidades como el gris y el rosa. Como complemento a su colección, destacan las joyas de la diseñadora Lucía Canabal en anillos, pendientes y collares trabajados con piedras semipreciosas y los stilettos de charol del brillante Sergio Rossi marcan el punto trasgresor de unas prendas caracterizadas por el buen gusto.
Como resultado de esta búsqueda, Maria Barros logra un análisis completo de la prenda, un estudio estético de la simetría pura y las formas fluidas. Con rigurosa exactitud se logran siluetas precisas que componen diversas texturas; volúmenes amplios en chaquetas de mangas francesas, lazos en casi todas las prendas que muestran el carácter sentimental de la diseñadora, pantalones de talle alto en cuadros grises con pinceladas de rojos, vestidos vaporosos cuajados de pedrería de Swarovsky y delicados tules con amplios escotes en la espalda y gabardinas trabajadas con plisados y formas geométricas configuran una colección llena de fuerza y maestría.
Maria Barros, fiel al uso de los tejidos nobles como la seda en los colores primarios (rojo, amarillo y azul), elabora de forma artesanal sistemas geométricos salpicados por tonalidades como el gris y el rosa. Como complemento a su colección, destacan las joyas de la diseñadora Lucía Canabal en anillos, pendientes y collares trabajados con piedras semipreciosas y los stilettos de charol del brillante Sergio Rossi marcan el punto trasgresor de unas prendas caracterizadas por el buen gusto.
R.